miércoles, 4 de agosto de 2010

ENCUENTROS POCO CASUALES.


encuentros poco casuales de se guardarán en nuestras memorias para revivir, luego, nestros días de adolecentes enamorados, yo de ti y tu de ella.

sábado, 19 de junio de 2010

LA GO


Nadie entendía mi silencio, algunos pensaban que era la depresión, otros creían que era la adolescencia, cada día inventaban explicaciones más extrañas, pero era tan simple como que yo no encontraba nada interesante que decir, no encontraba nada que me mereciera un comentario, nadie me decía nada nuevo, todos me hablaban de mi enfermedad, todos inventaban explicaciones, buscaban lo que más les convenía para decírselo a mis padres, pero a nadie le interesaba buscar la verdad.
Una noche estaba despierta mirando mi aburrido techo, ya no encontraba nada nuevo en mi habitación, ya no había nada nuevo en mi vida, eso me hacía llorar a menudos. Sentí una voz que me llamaba muy dulcemente desde afuera, me asomé a mi balcón y vi una forma extraña, parecía un humano pero era algo azul, me pareció tan familiar, como si siempre hubiera sabido que vendría, me dijo algo pero no le presté a tención y no entendí, al ver mi despreocupación, volvió a hablarme, dijo tan dulcemente “ven, baja, necesitas descansar, no debes hablar”, me pareció perfecto, si que bajé las escaleras y me fui con él.
A la mañana siguiente me desperté en un lugar muy diferente, la luz entraba por todas partes, todo parecía estar tan limpio, todo era tan puro, al mirar el techo, simplemente vi el cielo, no parecía haber techo, era una gran cúpula de vidrio, la pieza estaba llena de espejos, me veía reflejada en todas partes, me veía diferente, mi pelo…mi pelo había crecido, mis brazos se habían limpiado de las cicatrices que me recordaban lo estúpida que era, toda la habitación estaba llena de detalles, miles de cosas nuevas que no había visto, miraba todo esto con gran admiración hasta que sentí que alguien entró, me sentí extraña, hace tiempo que no sentía algo. Vi tu piel azulada denuevo y sentí el calor subir por mis venas, la felicidad, el deseo…y las ganas de llorar, las ganas de saltar de esa cama y llorar hasta entender todo esto, pero no lo hice, no me lo permití, sentía que era algo pasajero, algo que no volvería nunca más, pero volvió, continuó llegando todas las mañanas durante tres largos años, volvía cada vez que cruzabas la puerta de mi habitación, cada vez que veía tu piel azulada entrar.
De pronto dejaste de tratar, dejaste de cruzar mi puerta, dejaste de sentarte a mi lado a esperar un solo movimiento, una sola palabra o una sola lágrima, me dejaste por completo, durante un año pensé que te habías ido, que me habías dejado para siempre, pero una mañana volviste, por fin, sentí todas mis emociones denuevo, pero como siempre no hice nada, me quedé ahí, como siempre, pero esta vez era diferente, esta vez me dijiste algo que no entendí, estaba dentro de mis emociones cuando hablaste si que no te escuché, no estaba concentrada, vi que te levantabas de mi lado, vi que tenías el dolor marcado en toda tu cara cuando comenzaste a caminar, y ahí entendí, te estabas yendo, me dejabas definitivamente, intenté levantarme, gritar, llorar pero no pude, simplemente me quedé viendo como partías, esa era la segunda vez que escuchaba tu voz y comprendí que sería la última, pero yo no quería que fuera así y después de cuatro largos años me levanté de esa cama, ignoré todos los detalles de la habitación, ignoré todo y corrí asía mi balcón y descubrí un camino que llevaba a algo como una pequeña montaña, caminé por el durante muchas horas, cuando llegué ya estaba oscuro, al mirar alrededor vi una pequeña playa y un único árbol en ella.
Esa noche manché mis ropas de sangre, llené mis brazos de cicatrices, para nunca olvidar lo estúpida que fui al dejarte ir. Caminé hacía en mar, primero sentí la arena húmeda en mis pies y luego comencé a sumergirme en el mar, hasta solo dejar mi cabeza fuera del agua, simplemente quería ver a la luna salir por última vez. Me sumergí entera, me deje llevar por la corriente cada vez más hondo, de pronto vi miles de pequeñas luces, al fijarme me di cuenta de que eran pequeñísimos peces, eran tan bonitos y minúsculos, de repente sentí tus brazos rodear mi cintura y tirarme fuera del agua, me dejaste en el suelo, me miraste preocupado y vi tus ojos llenos de lágrimas, pero no entendí nada, no entendía ¿por qué llorabas, si volvíamos a estar juntos?, de pronto miré mis brazos y entendí lo que había hecho, me asusté tanto, no quería morir por una estupidez como esta, no ahora, sentí como el aire escapaba de mis pulmones, cerré mis ojos para decirte “gracias por traerme aquí, gracias por dejarme descansar ”

Mi vida en una frase:


"Viajé, amé, perdí y me traicionaron."


the name of the wind, Patrick Rothfuss